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miércoles, 7 de noviembre de 2007

2.- Ciudadanía corporativa

2.- Ciudadanía corporativa

Más allá de cuestiones eminentemente terminológicas, existen un conjunto de fundamentos comunes entre todas las definiciones y conceptos precedentes. Así, la Ciudadanía Corporativa, en sentido amplio, puede ser definida como los compromisos, estrategias y prácticas operativas que una compañía desarrolla para la implantación, gestión y evaluación de su Conducta Corporativa, su Ética Corporativa y sus Relaciones Corporativas.
La Ciudadanía Corporativa, pues, se sustenta sobre 4 aspectos generales (Tabla 1): (a) El Comportamiento Corporativo; (b) La Ética Corporativa; (c) Las Relaciones Corporativas; y (d) La Política de Ciudadanía Corporativa.

Comportamiento Corporativo


Acción Económica


El impacto económico de la compañía a nivel local, regional, nacional y/o supranacional.

Comportamiento Corporativo


Acción Social


Implicación de la compañía en temas sociales, incluyendo los derechos humanos en el trabajo.

Comportamiento Corporativo


Acción Medioambiental


Implicación de la compañía en temas medioambientales.

Ética Corporativa


Gobierno Corporativo


La gestión ética y transparente en el gobierno de la empresa.

Ética Corporativa


Ética de Negocio


La producción y comercialización ética de los productos y servicios de la compañía.

Relaciones Corporativas




Las vinculaciones establecidas con los diferentes públicos de la compañía.

Política de Ciudadanía Corporativa




Los compromisos, estrategias y prácticas operativas para el desarrollo, evaluación y control de la realización de los 3 aspectos anteriores.

Tabla 1: Componentes de la Ciudadanía Corporativa

De esta manera, la Ciudadanía Corporativa no es una actividad "agregada" a la gestión empresarial o comunicativa de la empresa, sino que es parte integrante de la filosofía de management de la misma, basada en el comportamiento socialmente responsable a la hora de realizar su negocio. La Ciudadanía Corporativa no es un conjunto de actividades planificadas por la organización para "calmar su conciencia", "devolver a la sociedad parte del beneficio", "posicionar a la compañía socialmente", o incluso "ayudar filantrópicamente a la sociedad", sino que es un compromiso ético y filosófico a nivel corporativo de desarrollar su negocio (y ganar dinero, por supuesto) de forma socialmente responsable.

Desde la perspectiva empresarial, la importancia creciente que adquiere la Ciudadanía Corporativa viene marcada por el hecho de ser considerada una actividad legitimadora de la organización frente a la sociedad (Wartick & Cochran, 1985; Neu et al., 1998; Hooghiemstra, 2000; Deegan, 2002). La idea central de la Teoría de la Legitimación es que la supervivencia de la organización es dependiente del entorno en el que opera, dentro de los límites y normas establecidas por la sociedad (Deegan, 2002; Hooghiemstra, 2000). La legitimidad social se sustenta en un "contrato social" entre compañía y sociedad, que le otorga "licencia para operar" en un determinado territorio. La sociedad puede "revocar" el contrato social con una organización, por medio de diversas evidencias: los consumidores pueden dejar de comprar productos de dicha compañía ó la comunidad puede activamente manifestarse en contra de la organización. Así, la supervivencia de la organización se verá amenazada si la sociedad considera que la organización no está cumpliendo con su contrato social. En este sentido, las Relaciones Públicas pueden ser consideradas una práctica legitimante de las organizaciones.

Las responsabilidades empresariales han estado ligadas íntimamente a las Relaciones Públicas. Así, se puede observar una estrecha relación entre la práctica de las Relaciones Públicas y la acción de Responsabilidad Corporativa. Grunig y Hunt señalan que "public or social responsibility" has become a major reason for an organization to have a public relations function" (Grunig & Hunt, 1984: 48). En este sentido, la Responsabilidad Corporativa no sólo estaría estrechamente vinculada a las Relaciones Públicas, sino que sería una acción legitimadora de la propia actividad de Relaciones Públicas en una organización.

Por otra parte, la importancia de la Ciudadanía Corporativa para los diferentes públicos de la organización (consumidores, inversores, empleados, comunidad) ha quedado demostrada en los diversos estudios realizados sobre la valoración que aquellos realizan sobre el comportamiento de las empresas en relación con su CC. Un estudio realizado por IPSOS (2004) sobre los consumidores europeos pone de manifiesto la importancia de la ética corporativa en los negocios. En otro estudio realizado por PriceWaterhouseCoopers (2005) en España señala la creciente sensibilidad de los consumidores hacia las prácticas de RSE, existiendo casi un 75% de consumidores que ya han penalizado o que están dispuestos a penalizar a las empresas que no son responsables. Otro estudio, realizado por MORI (2004) para el Institute of Public Relations en el Reino Unido, señala que más del 75% de los consumidores a la hora de valorar una compra consideran importante el grado de responsabilidad social de las empresas; casi el 90% de los empleados considera que su empresa debería ser responsable socialmente; casi el 40% de los analistas e inversores consideran importante al evaluar a las empresas que una compañía sea responsable; y más del 50% de los periodistas y editores consideran importante la responsabilidad social a la hora de juzgar a las empresas.

Por último, la Ciudadanía Corporativa tiene un impacto importante sobre la Reputación Corporativa de las empresas, y fundamentalmente sobre la estructuración de los atributos que conforman dicha reputación. La Reputación Corporativa puede ser definida como una evaluación global que los públicos tienen de una compañía a lo largo del tiempo (Gotsi y Wilson, 2001; Fombrun, 1996 y 2001; Villafañe, 2004). Los públicos realizan esta evaluación global por medio de diferentes atributos que son asociados a las compañías (Fombrun et al., 2000) y que conforman la reputación corporativa. Estos atributos pueden ser integrados en 2 grandes grupos: atributos sobre la Capacidad Corporativa y atributos sobre la Responsabilidad Social Corporativa. Así, podemos vincular dichas tipologías de atributos con las tipologías de responsabilidades empresarias: económico-legales y ético-sociales. Por una parte, están las asociaciones ligadas al Rol Económico (Capacidad Corporativa), en relación con sus responsabilidades económico-legales (realizar buenos productos y servicios, cumplir la ley y obtener beneficios crecientes), y por otra parte, están las asociaciones vinculadas al Rol Social (Responsabilidad Social Corporativa), relacionadas con sus responsabilidades sociales (respeto a los derechos humanos, cuidado del medioambiente y contribución económica y social a la comunidad). El ejercicio de estos 2 roles, y la forma en que tales roles sean comunicados a los públicos, puede llegar a influir en la composición de la Reputación Corporativa de las compañías que tengan dichos públicos, influyendo en los atributos asociados con la Capacidad Corporativa y la Responsabilidad Social Corporativa de las empresas (Brown, 1998; Brown and Dacin, 1997; Brown and Cox, 1997; Berens and Van Riel, 2004). La política y las acciones de Cuidadanía Corporativa contribuyen a reforzar los atributos de Responsabilidad Social Corporativa, lo cual permitirá expandir y reforzar la Reputación Corporativa de las empresas.

3.- Responsabilidad social corporativa

Responsabilidad Social Corporativa (RSC), también llamada Responsabilidad Social Empresarial (RSE), es la contribución activa y voluntaria de las empresas al mejoramiento social, económico y ambiental con el objetivo de mejorar su situación competitiva y su valor añadido.

La Responsabilidad Social Corporativa, va más allá del cumplimiento de las leyes y las normas, dando por supuesto su respeto y estricto cumplimiento. En este sentido, la legislación laboral y las normativas relacionadas con el medioambiente son el punto de partida.

El cumplimiento de estas normativas básicas no se corresponde con la Responsabilidad Social, sino con las obligaciones que cualquier empresa debe cumplir simplemente por el hecho de realizar su actividad. Sería difícilmente comprensible que una empresa alegara actividades de RSE si no ha cumplido o no cumple con la legislación de referencia para su actividad.

Bajo este concepto de administración y de gerencia se engloban un conjunto de prácticas, estrategias y sistemas de gestión empresariales que persiguen un nuevo equilibrio entre las dimensiones económica, social y ambiental.

Como parte de la RSC destaca el interés por la sostenibilidad. Además, caben en ella las prácticas relacionadas con el buen gobierno de las compañías, como son: la democracia corporativa (las relaciones de poder al interior de la empresa); el espíritu de cooperación de la empresa con sus clientes, proveedores, competidores, gobiernos; los compromisos de transparencia que adquieren las empresas con la sociedad y que se hacen efectivos a través de la rendición de cuentas en forma, normalmente, de informes o memorias anuales verificables por organismos externos; la ciudadanía corporativa entendida como los derechos y obligaciones de la empresa dentro de la comunidad a la que pertenece.

Los antecedentes de la RSE se remontan al siglo XIX en el marco del Cooperativismo y el Asociacionismo que buscaban conciliar eficacia empresarial con principios sociales de democracia, autoayuda, apoyo a la comunidad y justicia distributiva. Sus máximos exponentes en la actualidad son las empresas de Economía social, por definición Empresas Socialmente Responsables.

La RSC puede enfocarse a mejorar: a. La calidad de vida laboral; b. El medio ambiente; c. La comunidad donde está instalada la empresa; d. El marketing para desarrollar una comercialización responsable; e. La ética empresarial.

En los últimos años han surgido diferentes iniciativas mundiales que han impulsado la incorporación de la Responsabilidad Social en la estrategia empresarial.
Diferentes instituciones y organizaciones, formadas por multitud de Estados, han desarrollado iniciativas para promover y fomentar el comportamiento socialmente responsable de las empresas mundialmente.
Generalmente todas estas iniciativas o proyectos incluyen una serie de normas o recomendaciones que, si bien no son de obligado cumplimento, sí incorporan un compromiso por parte de los Estados adheridos para fomentar su desempeño en el entramado empresarial de sus respectivos países. Conviene asimismo señalar que, mediante estos proyectos mundiales, lo que también se busca es uniformidad de principios, actuaciones y medidores de la RSC de forma que la labor de las empresas en este ámbito pueda ser reconocida no sólo en el entorno más cercano de la empresa sino también en el ámbito internacional.
Las iniciativas mundiales en el ámbito de la Responsabilidad Social de la Empresa más destacables son:

Pacto Mundial: iniciativa lanzada por la Organización de las Naciones Unidas con el objetivo de promover la conciliación de los intereses empresariales con los valores y demandas sociales.



Libro Verde: Fomentar un marco europeo para la responsabilidad social de las empresas: Mediante el presente documento la Comisión Europea creó un foro de debate para conocer cómo la Unión Europea podría fomentar el desarrollo de la responsabilidad social en las empresas europeas así como también en las internacionales, aumentar la transparencia y la calidad informativas de las sociedades y mejorar la contribución de las mismas al desarrollo sostenible.

Líneas directrices de la OCDE para empresas multinacionales: Se encuadran dentro de la "Declaración sobre Inversión Internacional y Empresas Multinacionales" que la Organización para la Cooperación Económica y el Desarrollo (OCDE) publicó durante el año 2000. La finalidad de las directrices es promover la cooperación de las multinacionales al desarrollo sostenible, así como fomentar las actuaciones responsables de estas empresas en las comunidades en las que operan.


Global Reporting Iniative: Iniciativa creada en 1997 por la organización no gubernamental CERES (Coalition for Environmentally Responsible Economies) junto con PNUMA (Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente), con el apoyo de numerosas instituciones privadas, empresas, sindicatos, ONGs y otras organizaciones «con el objetivo de fomentar la calidad, el rigor y la utilidad de las Memorias de Sostenibilidad».

4. Instrumentos para la Gestión Ética

El Pacto Global (Global Compact) es un instrumento de las Naciones Unidas (ONU) que fue anunciado por el secretario general de las Naciones Unidas Kofi Annan en el Foro Económico Mundial (Foro de Davos) en su reunión anual de 1999.

Su fin es promover el diálogo social para la creación de una ciudadanía corporativa global, que permita conciliar los intereses de las empresas, con los valores y demandas de la sociedad civil, los proyectos de la ONU, sindicatos y Organizaciones no gubernamentales (ONGs), sobre la base de 10 principios en áreas relacionadas con los derechos humanos, el trabajo, el medio ambiente y la corrupción.

El Pacto Global se inserta en la lista de iniciativas orientadas a prestar atención a la dimensión social de la globalización. Al presentarlo Kofi Annan manifestó que la intención del Pacto Global es "dar una cara humana al mercado global".

El Pacto Mundial de las Naciones Unidas ha tenido una gran acogida entre empresas, sindicatos, entidades educativas y ONGs, pero también ha sido criticada por no tener carácter obligatorio.

La Oficina del Pacto Global está conformada por seis agencias de las Naciones Unidas: el Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (OACDH), el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), la Organización Internacional del Trabajo (OIT), el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), y la Organización de las Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial (ONUDI).

El Pacto Global es un instrumento de libre adhesión para las empresas, sindicatos y organizaciones de la sociedad civil, para aplicar los Diez Principios que lo integran en sus estrategias y operaciones. La entidad que adhiere al Pacto Global asume voluntariamente el compromiso de ir implantando los diez Principios en sus actividades cotidianas y rendir cuentas a la sociedad, con publicidad y transparencia, de los progresos que realiza en ese proceso de implantación, mediante la elaboración de Informes de Progreso.

Los Diez Principios

Derechos Humanos

* Principio Nº 1. Apoyar y respetar la protección de los derechos humanos.

* Principio Nº 2. No ser cómplice de abusos de los derechos.

Ámbito laboral

* Principio Nº 3. Apoyar los principios de la libertad de asociación y sindical y el derecho a la negociación colectiva.

* Principio Nº 4. Eliminar el trabajo forzoso y obligatorio.

* Principio Nº 5. Abolir cualquier forma de trabajo infantil.

* Principio Nº 6. Eliminar la discriminación en materia de empleo y ocupación.

Medio Ambiente

* Principio Nº 7. Apoyar el enfoque preventivo frente a los retos medioambientales.

* Principio Nº 8. Promover mayor responsabilidad medioambiental.

* Principio Nº 9. Alentar el desarrollo y la difusión de tecnologías respetuosas del medio ambiente.

Anti – Corrupción

* Principio Nº 10. Las empresas deberán trabajar contra la corrupción en todas sus formas, incluidas extorsión y criminalidad.

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